ANÉCDOTAS CIENTIFICAS

El chofer de Einstein:
Se cuenta que en los años 20 cuando Albert Einstein empezaba a ser conocido por su teoría de la relatividad, era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias. Dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, contrató los servicios de un chofer.
Después de varios días de viaje, Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.
 "Si quiere", le dijo el chofer, "le puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra."
Einstein le tomó la palabra y antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a celebran la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió el engaño.
El chofer expuso la conferencia que había oído a repetir tantas veces a Einstein. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta. El chofer no tenía ni idea de cual podía ser la respuesta, sin embargo tuvo un golpe de inspiración y le contesto:

 "La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda".


Igor
En el transcurso de la revolución rusa el físico matemático Igor Yevgenyevich Tamm, Premio Nóbel en 1958, fue apresado por un grupo de anticomunistas.Cuando lo llevaron a su jefe éste le preguntó a que se dedicaba para ganarse la vida y Tamm le contestó que era matemático. “Esta bien”, dijo el jefe, “determina el error que se produce cuando la aproximación mediante series de Taylor a una función se trunca a partir del término n-esimo.Si lo haces correctamente te dejaremos en libertad, si fallas te fusilaremos.”

Thomson
Joseph John Thomson .J.J., como se le conoce, fue el primero en darse cuenta de que los átomos no son indivisibles. Esto cuando descubrió que los electrones formaban parte de su estructura interna y de paso nos presentó a las partículas responsables de la electricidad, conocida ya por mucho tiempo.
Todo surgió del estudio del Tubo de Rayos Catódicos. Este aparato consiste en un cilindro de vidrio sellado que contiene, en sus extremos, un electrodo negativo (cátodo) y uno positivo (ánodo); el aire del interior está a baja presión. En estos dispositivos se observan, al activar los electrodos, patrones luminosos (o rayos) que van del cátodo al ánodo. De aquí que se les llamara rayos catódicos.
La escuela alemana suponía que lo que se observaba eran ondas electromagnéticas, que estaban de moda gracias a la reciente descripción de ellas hecha por James Clerk Maxwell. La escuela inglesa, a la que Thomson pertenecía como Profesor del Laboratorio Cavendish de Cambridge, sostenía que se trataba de partículas. Para comprobar esto J.J. realizó varios experimentos.
Gracias a este trabajo, en que demostró que los rayos catódicos están conformados por partículas (los electrones), recibió el Premio Nobel en 1906.
George Pager Thomson, hijo de J.J., realizó experimentos consistentes en hacer pasar electrones por diminutas ranuras. El resultado fue impresionante, los electrones se difractaron e interfirieron entre ellos (se portaron como ondas). Esto le valió a George el Nobel de 1937. Resulta irónico que el padre ganó el premio por probar que los electrones son partículas y el hijo por demostrar que no lo son.

Arquímedes
Herón II, rey de Siracusa, pidió un día a su pariente Arquímedes(aprox. 287 a.C. – aprox. 212 a.C.), que comprobara si una corona que había encargado a un orfebre local era realmente de oro puro. El rey le pidió también de forma expresa que no dañase la corona.
Arquímedes dió vueltas y vueltas al problema sin saber como atacarlo, hasta que un día, al meterse en la bañera para darse un baño, se le ocurrió la solución. Pensó que el agua que se desbordaba tenía que ser igual al volumen de su cuerpo que estaba sumergido.
Si medía el agua que rebosaba al meter la corona, conocería el volumen de la misma y a continuación podría compararlo con el volumen de un objeto de oro del mismo peso que la corona. Si los volumenes no fuesen iguales, sería una prueba de que la corona no era de oro puro.
A consecuencia de la excitación que le produjo su descubrimiento, Arquímedes salio del baño y fue corriendo desnudo como estaba hacia el palacio gritando : “¡Lo encontré! ¡Lo encontré!”. La palabra griega “¡Eureka!” utilizada por Arquímedes, ha quedado desde entonces como una expresión que indica la realización de un descubrimiento.
Al llevar a la práctica lo descubierto, se comprobó que la corona tenía un volumen menor que un objeto de oro de su mismo peso. Contenía plata que es un metal menos denso que el oro.

Dirac y la poesía
Cuando el físico norteamericano J.Robert Oppenheimer se encontraba trabajando en Göttingen fue a verlo Paul Dirac y mantuvieron la siguiente conversación: "Me han contado que escribes poesía. 
No puedo entender como alguien que trabaja en los límites de la física puede simultanear su trabajo con la poesía que representa una actividad en el polo opuesto. Cuando trabajas en ciencia tienes que escribir sobre cosas que nadie sabe con palabras que todo el mundo sea capaz de entender. Al escribir poesía estas limitado a decir... algo que todo el mundo sabe con palabras que nadie entiende".

Von Neumann y la mosca
Al matemático húngaro-americano John von Neumann(1903-1957) le propusieron una vez el siguiente problema:
Dos trenes separados por una distancia de 200 km se mueven el uno hacia el otro a una velocidad de 50 km/h. Una mosca partiendo del frente de uno de ellos vuela hacia el otro a una velocidad de 75 km/h. La mosca al llegar al segundo tren regresa al primero y así continúa su recorrido de uno a otro hasta que ambos trenes chocan. ¿Cuál es la distancia total recorrida por la mosca?
Neuman respondió inmediatamente :"150 km"
"Es muy extraño", dijo el que se lo había propuesto, "todo el mundo trata de sumar la serie infinita".
"No entiendo por que lo dice" le contesto Neumann. "¡Así es como lo he hecho"
La manera fácil de hacerlo es tener en cuenta que los trenes se encuentran después de recorrer 100 km. El tiempo transcurrido será de 2 h (100 km)/(50 km/h). Por tanto la mosca habra recorrido (75 km/h)*2 h = 150 km]

Yo soy el Papa
En cierta ocasión Bertrand Russel(1872-1970) estaba especulando sobre enunciados condicionales del tipo : "Si llueve las calles están mojadas" y afirmaba que de un enunciado falso se puede deducir cualquier cosa. 
Alguien que le escuchaba le interrumpió con la siguiente pregunta : "Quiere usted decir que si 2 + 2 = 5 entonces usted es el Papa". Russel contestó afirmativamente y procedió a demostrarlo de la siguiente manera : "Si suponemos que 2 + 2 = 5, entonces estará de acuerdo que si restamos 2 de cada lado obtenemos 2 = 3. Invirtiendo la igualdad y restando 1 de cada lado, da 2 = 1. Como el Papa y yo somos dos personas y 2 = 1 entonces el Papa y yo somos uno, luego yo soy el Papa"

¡¡'¡EUREKA!!!
Herón II, rey de Siracusa, pidió un día a su pariente Arquímedes (aprox. 287 a.C. - aprox. 212 a.C.), que comprobara si una corona que había encargado a un orfebre local era realmente de oro puro. El rey le pidió también de forma expresa que no dañase la corona.
Arquímedes dio vueltas y vueltas al problema sin saber como atacarlo, hasta que un día, al meterse en la bañera para darse un baño, se le ocurrió la solución. Pensó que el agua que se desbordaba tenía que ser igual al volumen de su cuerpo que estaba sumergido. Si medía el agua que rebosaba al meter la corona, conocería el volumen de la misma y a continuación podría compararlo con el volumen de un objeto de oro del mismo peso que la corona. Si los volúmenes no fuesen iguales, sería una prueba de que la corona no era de oro puro.
A consecuencia de la excitación que le produjo su descubrimiento, Arquímedes salió del baño y fue corriendo desnudo como estaba hacia el palacio gritando : "¡Lo encontré! ¡Lo encontré!".
La palabra griega "¡Eureka!" utilizada por Arquímedes, ha quedado desde entonces como una expresión que indica la realización de un descubrimiento.
Al llevar a la práctica lo descubierto, se comprobó que la corona tenía un volumen mayor que un objeto de oro de su mismo peso. Contenía plata que es un metal menos denso que el oro.

Wittgenstein y el tren
Se cuenta que el filósofo Ludwig Wittgenstein se encontraba en la estación de Cambridge esperando el tren con una colega. Mientras esperaban se enfrascaron en una discusión de tal manera que no se dieron cuenta de la salida del tren.
Al ver que el tren comenzaba a alejarse Wittgenstein echó a correr en su persecución y su colega detrás de él. Wittgenstein consiguió subirse al tren pero no así su colega. Al ver su cara de desconsuelo, un mozo que estaba en el andén le dijo, - no se preocupe, dentro de diez minutos sale otro.
- Ud. no lo entiende- le contestó ella- él había venido a despedirme.

El Peso del Cerebro
  Bischoff fue uno de los anatomistas de mayor prestigio en Europa en los 1870's. Una de sus ocupaciones era el pesar cerebros humanos, y tras años de acumular datos observo que el peso medio del cerebro de un hombre era 1350 gramos, mientras que el promedio para las mujeres era de 1250 gramos.
   Durante toda su vida utilizo este hecho para defender ardientemente una supuesta superioridad mental de los hombres sobre las mujeres. Siendo un científico modelo, a su muerte dono su propio cerebro para su colección. El correspondiente análisis indicó que pesaba 1245 gramos.


El chofer de Einstein
Se cuenta que en los años 20 cuando Albert Einstein empezaba a ser conocido por su teoría de la relatividad, era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias. Dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, contrató los servicios de un chofer.
Después de varios días de viaje, Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.
"Si quiere", le dijo el chofer, "le puedo sustituir por una noche. He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra."
Einstein le tomó la palabra y antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a celebran la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió el engaño.
El chofer expuso la conferencia que había oído a repetir tantas veces a Einstein. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta. El chofer no tenía ni idea de cual podía ser la respuesta, sin embargo tuvo un golpe de inspiración y le contesto:
"La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda".

(Física)

1.   Albert Einstein tuvo tres nacionalidades: alemana, suiza y estadounidense. Al final de su vida, un periodista le preguntó qué posibles repercusiones había tenido sobre su fama estos cambios. El físico dio la siguiente respuesta:
Si mis teorías hubieran resultado falsas, los estadounidenses dirían que yo era un físico suizo; los suizos, que era un científico alemán; y los alemanes que era un astrónomo judío.

2.   En los años 30, un entrevistador comentó al astrónomo y físico Arthur Eddington lo siguiente:
­ He oído que usted es una de las tres personas en el mundo que entiende la teoría de la relatividad general.
Al oír esto, Eddington puso cara de sorpresa. Cuando el entrevistador le preguntó la razón de su extrañeza, el físico inglés respondió:
­Estoy tratando de pensar quién puede ser la tercera persona

3.   Einstein y Charlot (Charles Chaplin)
Einstein se encontró con Charlot en una fiesta y le dijo:
­Lo que admiro en usted es que su arte es universal, todo el mundo lo comprende. Charlot le respondió:
­Lo suyo es mucho más digno de elogio: todo el mundo lo admira y prácticamente nadie lo comprende.

4.   Durante su etapa como profesor activo, al final de un examen un alumno se acercó a Albert Einstein y le comentó sorprendido:
"¡Las preguntas del examen de este año son las mismas que las del año pasado!" "Sí," ­ le contestó Einstein ­ " pero este año las respuestas son totalmente diferentes".

5.   A Einstein le gustaba muchísimo la música, y en particular el violín y el piano. En cierta ocasión, cuando estaba ensayando junto con otros músicos un cuarteto de Haydn, falló por enésima vez su entrada en el segundo movimiento. El chelista, desesperado, le increpó de la siguiente forma: "Tu problema, Albert, es que simplemente no sabes contar"

6.   Newton fue elegido miembro del parlamento británico en 1689. Acudió durante muchos años a su puesto aunque nunca intervenía. En cierta ocasión, Newton se levantó durante una sesión y se hizo un gran silencio para escuchar sus palabras. Todo lo que Newton hizo fue pedir que cerrasen una ventana abierta porque había mucha corriente.

7.   Al final de una lección especialmente difícil, el físico Paul Dirac (1902­1984) se volvió a la audiencia para preguntar, como de costumbre, si había alguna pregunta. Uno de los estudiantes levantó su mano y dijo "No entiendo tal y tal ecuación". "Eso es una afirmación, no una pregunta", le recordó Dirac.

8.   Cuando Pierre Simón Laplace presentó a Napoleón su voluminosa obra ‘Tratado de mecánica celeste’, se desarrolló entre ambos el siguiente intercambio de opiniones: ­Monsieur Laplace, me cuentan que ha escrito este gran libro sobre el sistema del universo sin haber mencionado ni una sola vez a su Creador.­ Sire, nunca he necesitado esa hipótesis

(Química)

1.   Niels Bohr (1885 ­1962) desarrolló un curioso sistema para zafarse de preguntas difíciles en los coloquios: Cuando se sentía arrinconado por alguien, sacaba su caja de cerillas con el pretexto de volver a encender su pipa y "accidentalmente" dejaba caer todas las cerillas al suelo. Tras tomarse su tiempo en recoger todo el contenido, continuaba con su exposición sin que nadie (y menos aún el que había preguntado) pudiera recordar si tenía lo que decía algo que ver o no con la pregunta realizada

2.   Claudio Galeno, uno de los médicos más famosos de la antigüedad (129 ­ 199 DC) fue requerido para tratar la mujer de un aristócrata romano. Su doctor habitual la había estado administrando hierbas para tratar un supuesto mal orgánico, pero la mujer no experimentaba ninguna mejoría. Galeno le cogió la muñeca y mientras sentía el pulso casualmente mencionó el nombre de un actor con el cual se relacionaba a la mujer en los chismorreos del pueblo. Al oír su nombre, inmediatamente el pulso saltó. Entonces Galeno se agachó y le susurró algo al oído que la hizo estallar en una prolongada carcajada. La risa fue el inicio de su curación y es uno de los primeros ejemplos documentados del tratamiento psiquiátrico de enfermedades psicosomáticas. Barret.

3.   "Un visitante, sorprendido al ver una herradura sobre la entrada de la casa de Bohr, le preguntó si realmente creía que le atraería buena suerte. 'Claro que no', respondió Bohr, 'pero me han dicho que funciona de maravilla, aunque uno no crea en estas cosas.'" ­ Niels Bohr ­


(Matemáticas)

1.   El despiste de David Hilbert:
El matemático alemán David Hilbert recibió en su casa a un profesor recién llegado a la Universidad de Gotinga. Después de presentarse, el invitado se quitó el sombrero y se sentó. Al cabo de unos minutos de conversación, Hilbert, que probablemente tenía la cabeza en otros menesteres, decidió que la visita ya había durado lo suficiente y poniéndose el sombrero de su invitado, se despidió cortésmente y se fue de su propia casa.

2.   En cierta ocasión Bertrand Russel estaba especulando sobre enunciados condicionales del tipo: "Si llueve las calles están mojadas" y afirmaba que de un enunciado falso se puede deducir cualquier cosa. Alguien que le escuchaba le interrumpió con la siguiente pregunta: "Quiere usted decir que si 2 + 2 = 5 entonces usted es el Papa" . Russel contestó afirmativamente y procedió a demostrarlo de la siguiente manera: "Si suponemos que 2 + 2 = 5, entonces estará de acuerdo que si restamos 2 de cada lado Euclides se encontraba impartiendo una clase en Alejandría cuando, uno de sus alumnos, le preguntó que para qué servían todas aquellas demostraciones tan extensas y complejas que explicaba el matemático. Pausadamente, Euclides, se dirigió a otro de los estudiantes presentes y le dijo: ­Dele una moneda y que se marche. Lo que éste busca no es el saber, es otra cosa. obtenemos 2 = 3. Invirtiendo la igualdad y restando 1 de cada lado, da 2 = 1. Como el Papa y yo somos dos personas y 2 = 1 entonces el Papa y yo somos uno, luego yo soy el Papa"

3.   Un perro listísimo

El matemático inglés John Wallis era amigo de Isaac Newton. De acuerdo con su diario, Newton le fanfarroneó en cierta ocasión acerca de su perrito Diamond:
– Mi perro Diamond sabe algo de matemáticas. Hoy probó dos teoremas antes de almorzar.
– Tu perro debe ser un genio­ respondió Wallis.
– ¡Oh, me he pasado un poco! El primer teorema tenía un error y el segundo tenía una excepción patológica.

4.   El matemático P. G. Lejeune Dirichlet no era muy amigo de escribir cartas. Hizo una excepción cuando nació su primer hijo. Dirichlet mandó un telegrama a su suegro con el siguiente mensaje: 1+1=3
"Es muy extraño", dijo el que se lo había propuesto, "todo el mundo trata de sumar la serie infinita".
"No entiendo por qué lo dice" le contesto Neumann. "¡Así es como lo he hecho"

5.   La manera fácil de hacerlo es tener en cuenta que los trenes se encuentran después de recorrer 100 km. El tiempo transcurrido será de 2 h (100 km)/(50 km/h). Por tanto la mosca habrá recorrido (75 km/h)*2 h = 150 km

6.   Bertrand Russell cuenta lo siguiente: "Una vez recibí una carta de un lógico eminente, la señora Christine Ladd Franklin, diciendo que ella era solipsista y mostrándose sorprendida de que no hubiera otros solipsistas. Viniendo de un lógico, esta sorpresa me sorprendió".

7.   Una vez le enviaron a Cauchy un artículo que pretendía demostrar que x3 + y3 + z3 = t3 no tenía soluciones enteras. Cauchy devolvió el manuscrito con una simple nota en la que se podía leer: 33 + 43 + 53 = 63.

8.   En uno de los seminarios que impartía el matemático español Rey Pastor (1888­1962) respondió a una cuestión sobre el infinito con estas palabras: “Para mí, el infinito comienza a partir de mil pesetas”.


(Biología)

1.   ESPERÓ MÁS DE 20 AÑOS PARA PUBLICAR SU TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN Si bien en 1836 Darwin había reunido toda la información para desarrollar su teoría evolutiva, el miedo a la reacción tanto de la opinión pública como de la iglesia frente a sus ideas radicales, hicieron que postergará la presentación de su teoría hasta 1858. Un año después de este anuncio llegaría la publicación de su principal obra, “El origen de las especies mediante la selección natural”.
LA FRASE “LA SUPERVIVENCIA DEL MÁS APTO” NO ES DE DARWIN Aunque se asocia mucho con la teoría darwiniana, la realidad es que la frase “la supervivencia del más apto” fue utilizada por el filósofo inglés Herbert Spencer para relacionar sus teorías socioeconómicas con los conceptos biológicos de Darwin. Tiempo más tarde, Darwin recurriría a esta frase considerando que la expresión acerca de la supervivencia del más fuerte es precisa y muchas veces igualmente conveniente.

Darwin NO perdió la fe debido a la ciencia y NO se volvió enemigo de la religión. Darwin explicó en su autobiografía las razones que le llevaron a abandonar la fe: contradicciones entre distintas religiones reveladas, la negación de un Dios cruel y castigador y el rechazo a una supuesta condenación eterna para los paganos. Su conversión al cristianismo antes de morir es un mito sin pruebas. Darwin sin embargo, respetó las creencias de otros, como su propia esposa, y se unió al agnosticismo científico adoptado por figuras como su amigo y colega Thomas Henry Huxley. Para el agnosticismo de Huxley y Darwin, es tan imposible demostrar la existencia de Dios como lo contrario, y el ateísmo es también un acto de fe.

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